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Alejandro Palma – Escritor

Bienvenido a este blog  =) Siempre que encuentro un escritor nuevo me pregunto ¿sobre qué escribe? ¿conectaré con su narrativa? Aquí no hay certezas, sólo pasadizos. Pero si los recorres, puedes encontrar ideas a esas preguntas. Este blog es una biblioteca que se sueña a sí misma, un tablero donde el lector mueve piezas que ya fueron movidas por otro. Los textos no buscan respuestas, sino preguntas más interesantes. A veces son cuentos disfrazados de ensayos; otras, espejos que sólo reflejan si uno los mira de perfil. Se recomienda entrar sin apuro y salir sin haber entendido todo. ¿Qué encontrarás aquí? Literatura contemporánea e independiente escrita desde Chile, entre lo cotidiano y lo simbólico, con mirada crítica, sensible y reflexiva. Narrativa breve, cuenmas (esa mezcla entre cuento y poema), reflexiones, ensayos, libros, preguntas. Textos que buscan sentir y pensar al mismo tiempo, con raíces locales y mirada universal. Talleres de lectura y escritura.    Mis Libr...
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Un juego serio llamado progreso

Querides lectores: La historia suele contarse como una escalera. Un peldaño detrás de otro, fechas ordenadas, nombres propios subrayados. Pero basta mirarla de costado para notar que no subimos: damos vueltas, como en esas rayuelas dibujadas en la vereda donde el cielo está siempre un poco más adelante y un poco más arriba, y nunca se pisa del todo. Hacia 1700, el mundo empezó a sospechar que los reyes no eran enviados de nadie, que la razón podía iluminar rincones donde antes mandaba la costumbre. La Ilustración fue una linterna encendida en una habitación cargada de polvo. Se habló de igualdad, de libertad, de derechos. Se habló, sobre todo, de que el poder podía dejar de ser hereditario. Y entonces, como era de esperarse, el polvo se levantó. Las revoluciones —la de 1776, la de 1789— parecieron confirmar que el juego había cambiado. Se cortaron cabezas, se escribieron declaraciones, se proclamó al pueblo como soberano. Pero el error fue creer que el poder vive en los palacios. El po...

carta a vivir tranquilo

Querido/a —porque siempre hay alguien del otro lado aunque finjamos que escribimos al aire—: Te escribo esta carta que no sabe si quiere ser ensayo o si prefiere quedarse en carta, como esas cosas que no eligen del todo y por eso se vuelven interesantes. No vengo a hablar de revoluciones con mayúscula ni de gestos heroicos que salen en los libros de historia; vengo a hablar de la mesa, de la silla que cojea, del pan que alcanza justo y a veces ni eso. Nos dicen —siempre hay alguien que nos dice— que para vivir mejor hay que arrancar el poder de manos ajenas, como si el poder fuera una fruta madura y nosotros unos ladrones nocturnos. Pero no. No queremos quitar nada. Ni coronas, ni sillones, ni palabras grandilocuentes. Que se queden con sus trajes bien planchados y sus discursos circulares. No es envidia lo que nos mueve, es cansancio. El mundo no cambió hacia el lugar correcto y no lo va hacer muy pronto. El problema no es que ellos tengan mucho, sino que nosotros tengamos tan poco qu...

eso que debiéramos pensar

Carta final — Conclusión política y ecológica: aprender a gobernar el límite Querido amigo: Llegados hasta aquí, ya no alcanza con comprender. Comprender fue el lujo de otras épocas. Hoy la lucidez exige una traducción política, y la política, nos guste o no, empieza siempre por decidir qué se permite y qué se frena. Durante siglos confundimos valor con acumulación. Luego confundimos progreso con crecimiento. Y ahora estamos confundiendo solución con tecnología. El resultado es un mundo eficaz, brillante, agotado. Un mundo que produce respuestas cada vez más rápidas para preguntas que nunca se atreve a reformular. La crisis ecológica no es un accidente del sistema: es su lenguaje final. Es el momento en que la Tierra responde en voz alta a una economía que nunca la escuchó. Porque la política moderna se organizó alrededor de una ficción peligrosa: que la naturaleza era un fondo infinito y mudo, y que gobernar consistía solo en repartir lo que se extraía de ella. Hoy sabemos que no hay ...

Eso que llaman progreso

Carta sobre capitalismo, energía y el hambre que se disfraza de progreso Querido amigo: Después del oro vino algo más voraz: un sistema que no solo asigna valor, sino que necesita que ese valor crezca sin descanso. El capitalismo no inventó el deseo, pero lo puso a trabajar. Y para hacerlo funcionar, necesitó energía. Mucha. Siempre más. Al principio fue madera, luego carbón, luego petróleo. Cada transición energética no fue solo técnica: fue moral. Cambió la idea de esfuerzo, de distancia, de límite. Cuando la energía se volvió abundante, el mundo se volvió explotable. No sagrado, no compartido: explotable. Y así llegamos a esta etapa curiosa donde el valor ya no se guarda, sino que se acelera. Donde no importa tanto poseer como producir, conectar, optimizar. El oro dormía en bóvedas. Las tierras raras, en cambio, arden en baterías, servidores, satélites. No simbolizan estabilidad, sino rendimiento. La inteligencia artificial, heredera lejana de la carrera espacial, no brilla como el ...

Eso que le damos un valor

Carta sobre el oro, el valor y la invención de lo deseable Querido amigo —o lector que se asoma como quien espía una conversación ajena—: El oro no fue siempre dinero, ni riqueza, ni poder. Fue primero una rareza inútil. No cortaba, no servía para cazar, no alimentaba. Brillaba. Y ese brillo, quieto y eterno, debió parecer sospechoso en un mundo donde casi todo se pudre, se oxida o se va. Tal vez ahí empezó todo: en la intuición de que algo que no cambia puede cargarse de sentido. El oro no se defiende, no se multiplica, no se reproduce. Simplemente permanece. Y la humanidad, que empezaba a temerle al tiempo, decidió confiarle su valor a lo que no envejece. No fue solo escasez. Había otros materiales escasos. Fue una combinación extraña: escasez justa, belleza sin esfuerzo, resistencia al olvido. El oro parecía decir: “cuando todo pase, yo seguiré aquí”. Y entonces lo volvimos símbolo de lo que queríamos que durara: el poder, la memoria, la deuda, la promesa. ¿Fue una convención? Sí, p...

carta sobre el cambio en la humanidad

Carta sobre el trabajo, el consumo y ese extraño animal que somos (I. Antes del trigo, después del reloj) Querido amigo —o querida sombra que me lee—: Antes del trigo no había trabajo, o mejor dicho, no había esa palabra que hoy pronunciamos con cansancio y con orgullo al mismo tiempo. Había gestos. El gesto de seguir una huella, de compartir el fuego, de esperar. El gesto de tomar lo que el día ofrecía y devolverle al día lo que pedía: tiempo, atención, cansancio verdadero. La humanidad no trabajaba: hacía. Y al hacer no se medía. Nadie fichaba la entrada al amanecer ni salía al atardecer con la sensación de haber vendido algo invisible. Se vivía dentro del tiempo, no encima de él. Pero llegó la agricultura como llegan las decisiones que parecen pequeñas y resultan definitivas. Plantar fue quedarse. Quedarse fue contar. Contar fue poseer. Y poseer, sin darnos cuenta, fue comenzar a temer. El gran invento no fue el trigo sino la previsión, y con ella nació una forma nueva de ansiedad: ...

análisis breve y duro para intentar entender

Análisis comparado, directo. --- 1. Patrón común El Salvador (Bukele), Argentina (Milei), Brasil (Bolsonaro), Chile (Kast) responden al mismo fenómeno: colapso de legitimidad del sistema político previo + rechazo visceral a la izquierda + liderazgos personalistas que prometen orden o ruptura. No emergen por virtud propia, sino por fracaso acumulado de sus adversarios. --- 2. El Salvador – Bukele Qué pasó: Estado capturado por pandillas. Violencia extrema. Instituciones incapaces de garantizar seguridad básica. Respuesta social: Se acepta la suspensión de derechos como moneda de cambio por seguridad. El Estado de derecho deja de ser prioridad; el orden sí. Resultado: Autoritarismo funcional. Popularidad altísima. Democracia formal erosionada. Hecho clave: La sociedad salvadoreña priorizó supervivencia sobre legalidad. No es ideológico; es pragmatismo extremo. --- 3. Argentina – Milei Qué pasó: Décadas de inflación crónica. Empobrecimiento sostenido. Estado hipertrofiado y poco eficaz. C...