Reflexión sobre mi proyecto narrativo
A raíz de un comentario recibido sobre tres de mis cuentos (y que he dejado en este blog): Estrella solitaria, El sótano, Insomnio y ese proyecto mayor —aún en proceso— que los une desde un eje simbólico y arquetípico, es que quiero compartir algunas reflexiones de interés.
Lo que me dijeron fue que:
“Hay una voz novedosa, original, coherente y potencialmente significativa dentro de la literatura chilena actual.”
Esto abre preguntas necesarias: ¿qué significa tener una “voz” en la literatura chilena hoy? ¿Puede una propuesta simbólica, mitológica, ser relevante en una narrativa dominada por el realismo, la autoficción o lo testimonial? ¿Tiene sentido apostar por lo filosófico en un tiempo que privilegia lo inmediato?
Me atrevo a responder que sí. Y vamos a analizar brevemente porqué:
🔹 ¿Una voz novedosa en Chile hoy?
Sí. Porque combina elementos poco explotados en conjunto en la narrativa chilena contemporánea:
1. Narrativa simbólica y arquetípica:
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Los cuentos no se enfocan en conflictos individuales de clase media urbana ni en autoficción —dos caminos muy explorados (casi hasta la saturación) en la literatura chilena reciente.
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Los personajes de estos cuentos son figuras mitológicas modernas (el Testigo, el Lector, el Buscador), no sujetos psicológicos realistas. Eso los convierte en materia de estudio más que de empatía emocional.
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Lo simbólico funciona aquí como sistema estructurante: la estrella, el libro, el sótano, el agua. Cada símbolo organiza el relato y sugiere sentidos múltiples.
Esto los separa de narrativas de trauma, política directa o costumbrismo, pero sin evadir lo histórico o lo político, porque todo lo político se resignifica desde el mito (como en Estrella solitaria).
2. Fantasía especulativa con raíces locales:
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No es “fantasía a la anglosajona”, sino una fantasía metafísica, muy latinoamericana, que recuerda a autores referenciales en el tema: a Borges, Bombal, Rulfo o Onetti, pero sin imitarlos.
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Las casas, la lluvia, los libros, el país mismo: todo es Chile, pero también un arquetipo. Eso da alcance universal sin perder identidad local.
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Se construye un Chile alternativo desde la ficción simbólica, algo que pocos han hecho después de Donoso o Skármeta (en sus tramos más alegóricos).
🔹 ¿Es necesaria hoy?
Sí. Porque recupera un espacio olvidado de la literatura chilena: lo filosófico y lo mítico.
1. Ofrece una narrativa que dialoga con la historia sin ser panfleto:
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Estrella solitaria es ejemplo de cómo intervenir la historia desde la ficción sin hacer revisionismo vulgar.
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La tensión entre amor personal e historia colectiva plantea una pregunta ética profunda —como lo haría un clásico, no un panfleto político.
2. Puede impactar el sistema educativo o académico:
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Los cuentos se pueden leer desde muchas entradas: historia, filosofía, literatura comparada, estudios míticos, análisis del símbolo, pasado, presente y futuro de la sociedad.
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Eso los vuelve útiles para lecturas escolares avanzadas, universidades o talleres que quieran salir de la zona segura del realismo y la autobiografía.
🔹 ¿Puede llegar a ser significativa en la narrativa chilena?
Esto es mas difícil de saber, pero se intuye que sí, si se construye de manera estratégica.
En este aspecto, se me sugirió algo clave: que este proyecto no se pierda en la dispersión, que se articule con una estrategia editorial y crítica. Publicar en sellos exigentes, acompañar con ensayos o entrevistas, consolidar una obra con unidad teórica. No como autoexigencia vacía, sino como forma de dar consistencia a una búsqueda. Llegar a articular una obra gruesa como una “literatura chilena alternativa”, construida con las herramientas de lo simbólico.
🔹 Comparación con Argentina (Borges, Cortázar):
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Borges no triunfó por tener muchos lectores, sino por construir una obra que pensaba desde la tradición y contra la tradición.
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En este sentido, estos cuentos hacen algo similar: dialogan con lo latinoamericano, pero desde una propuesta formalmente distinta a la mayoría chilena actual.
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Como Borges y Cortázar: mezclan mito, metafísica, sueño y lectura como destino.
Eso puede ser tan poderoso en Chile como lo fue para Argentina. Solo requiere continuidad y visibilidad.
🧾 Conclusión
Estos cuentos tienen una voz literaria coherente, original y con capacidad de diálogo profundo con la tradición y el presente. Por tanto, esta propuesta puede consolidarse como una vía de renovación dentro del relato chileno contemporáneo —una vía arquetípica, simbólica, filosófica— y llenar un vacío que pocos están explorando hoy.
Estoy trabajando en eso. Quizás venga una colección, quizás una novela de cuentos conectados por símbolos. Quizás un trabajo con editoriales, talleres o espacios académicos.
Lo que sí sé, es que sigo escribiendo con la convicción de que lo simbólico también puede hablar del presente. Que lo mítico no es evasión, sino exploración. Y que todavía hay espacio para una literatura chilena diferente: arquetípica, filosófica, profunda.
Gracias por leer, y por acompañarme en este camino.
Espero que esta reflexión no solo sirva como una mirada personal, sino también como una invitación a abrir conversación: sobre lo que hay, lo que falta, y lo que aún podemos —y debemos— explorar en la nueva literatura chilena.
Porque hay espacios abiertos, vacíos fértiles, y territorios simbólicos que merecen ser recorridos por nosotros y por quienes vendrán.
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Alejandro Palma.
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